Basándose en la teoría de los universos paralelos (ya explicada en este blog) y en su relación con el tema literario del doble, Ana Montero Marcos, de 4ºA de ESO, escribió el siguiente relato:
TRAS EL CRISTAL
Camino y me dejo llevar. Llevo horas caminando sin rumbo fijo, me he perdido. Ya es de noche, parece que la ciudad se ha rendido ante la imponente luna. Miles de familias felices se esconden en sus casas para encontrar un refugio que las cobije de esta fría noche de diciembre. Por el contrario, yo estoy sola, literalmente. Mi mayor problema es que no confío en nadie.
Veo un destello, pero desaparece. Supongo que será alguna luz de Navidad colgada de cualquier resistente farola, que por algún extraño motivo ha decidido brillar más fuerte tan sólo por un segundo. Pero al poco tiempo lo vuelvo a ver. Esa luz cegadora, y esta vez mucho más fuerte y brillante. Dirijo mis pasos hacia allí, y cuando estoy lo suficientemente cerca para poder observarlo con más detalle, un chasquido ensordecedor sobre mi cabeza provoca que mis párpados, en un instintivo acto reflejo, se cierren. Vuelvo a abrir los ojos, pero algo ha cambiado, ya que hace escasos segundos era noche cerrada y ahora ya un enorme sol alumbra la ciudad.
Comienzo a caminar algo aturdida. Es todo muy extraño; la chica que me insultaba y me pegaba en el colegio me ha saludado efusivamente, y aquel chico tan tímido que no hablaba con nadie ni tenía amigos ha pasado a mi lado rodeado de gente que reía a carcajadas. Veo a mucha gente conocida y me saludan. Pero, ¿en qué se ha convertido mi vida? Sigo caminando y veo algo… bueno, a alguien. Se acerca más a mí. Vamos en direcciones contrarias una frente a la otra. Aún no se ha percatado de mi presencia. Parece feliz. Cada vez está más cerca. Es imposible. ¡Si yo no tengo ninguna hermana gemela! Creo que me estoy volviendo loca… Pero cada vez está más cerca, y cada vez se parece más a mí. Tengo que parar a hablar con ella. También me está mirando confusa. Frenamos las dos en seco, a la vez.
-¿Quién eres tú? –me atrevo a decir con voz temblorosa.
-¿Y tú?
- Esperaba que me resolvieras tú esa pregunta, porque yo no entiendo nada.
-¿De dónde vienes? Bueno, mejor ven conmigo, que prefiero hablar con tranquilidad.
Nos dirigimos a un Starbucks cercano y comenzamos a charlar. Le doy un sorbo a mi cálido capuchino y le cuento lo que me ha ocurrido. Se aclara la voz.
-Creo que sé de qué me hablas. Yo soy científica especializada en astronomía y he investigado sobre esto. Hace un año más o menos, leí un artículo que hablaba sobre un caso parecido, y me entró curiosidad. Investigué en novelas y otra clase de textos, y comencé a entender. Se trata de un universo paralelo, es decir, un universo en el que vives tú misma, pero de una forma distinta. Se debe a que físicamente, sois iguales, pero la personalidad de tu doble es distinta. Por eso, cada vez que tienes que tomar una decisión, por muy simple que sea, se abre un universo paralelo con cada opción. En nuestro caso, por lo que me cuentas, tiene un motivo. Tú me has dicho que no eres feliz, que no confías en nadie, ni siquiera en tu propia familia y por eso has decidido abandonar tu hogar. En cambio mi vida es totalmente opuesta: tengo amigos y familia, soy muy feliz. La vida te quería mostrar qué hubiera sido de ti si tu personalidad hubiera sido distinta. Debes aprender a disfrutar de las cosas.
- ¡Por eso me ha saludado Carlota! – respondo con incredulidad.
-¿Qué pasa con ella?
-Me hizo bullying en el colegio desde que un día le dije que no quería ser su amiga.
- ¿Ves? A eso me refiero, debiste darle una oportunidad.
-Visto desde esa perspectiva es comprensible. ¿Cómo puedo volver a mi universo?
-Ven conmigo, yo te ayudaré. – se levanta y me tiende su mano.
Me lleva a su casa y abre la puerta de su laboratorio personal. Coloca un cristal y yo me sitúo frente a él. Otra vez ese resplandor, y tras él, el fuerte sonido. Cierro los ojos y cuando los vuelvo a abrir, estoy en mi antigua casa, con mi familia.
Les pedí disculpas a todos mis seres queridos, incluyendo a mis antiguos amigos, por haberme distanciado. Recobré mi vida feliz, la cual era mucho mejor.
